
V: Varanasi es una gran ciudad… loca, caotica, densa, anclada en el tiempo, inmortal. Dentro de toda esta confusión, tu templo es un oasis, un silencio en medio de tanto estrepito ¿Cómo lo consigues?
KKT: Todos los días lo limpio. Todos los días retiro las ofrendas del día anterior y pongo las nuevas. Es mi trabajo. Shiva, Rama, Krishna necesitan de nosotros para estar frescos y limpios. Si eres un devoto de ellos tienes que cuidarlos del mismo modo que cuidas a tu hijo
V: Para los occidentales es difícil imaginar tantos dioses, acostumbrados a la religión monoteísta tradicional en la que muchos nos hemos educado…
KKT: Tu y yo tenemos una lengua distinta, un país diferente, pero Dios es uno. Lo puedes llamar Shiva, Guru Nanak, Alá… no deja de ser uno. Tu y yo somos diferentes, pero nuestra sangre es roja. Hay gente que trabaja en Japón, en la India, en Europa… pero todos se alimentan. La familia de un hombre negro es igual a la de un hombre blanco. Dios es el mismo para el negro y para el blanco, el servicio y la devoción es el mismo aunque cambie el rito
V: Tagore decia que cuando rezaba hablaba con Dios pero que cuando quería agradarle cantaba ¿Son importantes los mantras, la música?
KKT: El mundo se creó a través del sonido OM. El Shiva-mantra refresca a las mentes. Entra por los oídos pero su verdadero poder, más allá de su forma, es que captura la atención, se enrosca en bindu visarga por dónde Moksha (la liberación) acontece. Si mueres en Varanasi el mismo Shiva te recita el mantra al oído liberándote de las sucesivas reencarnaciones. Por eso Varanasi es prodigiosa para morir
V: ¿Cómo es la muerte?
KKT: Lee la Gita. La muerte es un poder natural, cumple su trabajo. Obsérvate. Cuando tienes ropa vieja la tiras y te compras una nueva. Cuando mi cuerpo sea viejo o este más deteriorado, es natural que quiera cambiar de cuerpo. Los cuerpos, como las ropas, van y vienen, porque el poder de la muerte es eterno. Un cuerpo, una forma burda, va y viene en todos los países y para todos igual: Sólo el alma permanece, un poder tan fuerte como el de la misma muerte
V: ¿Cuál dirías, pues, que es el sentido de tu vida?
KKT: En mi caso ir a mi templo, ofrecer la puja y esperar a que venga la gente a agradar a Shiva. En el caso de mi mujer preparar el desayuno, mantener la casa fresca para mi vuelta… ¿Hay otro sentido?
V: Hablame del poder de la puja a Shiva
KKT: Shiva tiene muchos nombres nombres y muchos templos porque Shiva es fuerza en sí mismo, creación y destrucción a un tiempo. Shiva es la vida misma y el mismo universo
Shiva puja es un vehículo muy rápido y poderoso. Con el sonido de la caracola convoco a los devotos, del mismo modo que la campana llama a los escolares al colegio. Cuando entran los fieles vertimos agua del Ganges sobre la cabeza para purificar al cuerpo, y lo hacemos tres veces como presente para Shiva y para los otros dos dioses (Visnhu y Brahma). Los dos son también Shiva porque Shiva se encuentra en todo porque lo es todo, del mismo modo que en las aguas de la Madre Ganga se encuentra el destino todo hombre y todo dios.
Shiva puja es un vehículo muy rápido y poderoso. Con el sonido de la caracola convoco a los devotos, del mismo modo que la campana llama a los escolares al colegio. Cuando entran los fieles vertimos agua del Ganges sobre la cabeza para purificar al cuerpo, y lo hacemos tres veces como presente para Shiva y para los otros dos dioses (Visnhu y Brahma). Los dos son también Shiva porque Shiva se encuentra en todo porque lo es todo, del mismo modo que en las aguas de la Madre Ganga se encuentra el destino todo hombre y todo dios.
Después se le quema incienso y se le ofrecen flores porque los dioses no comen lal (lentejas) sino olores. Con su comida pacificas a Dios que te permite que entre en el prasad (comida ofrecida en el altar) y así nosotros nos comemos a Dios. El sabor es dulce porque así hablamos dulce. Al entrar en nuestro cuerpo y digerirlo, la ceremonia termina, tocando de nuevo las campanas del templo, que nos sirven para despertar a Dios al entrar al templo y anunciar nuestra despedida.
Es importante conocer perfectamente la oración porque así Dios te concede tus deseos. Es un pacto en el cuál el brahamin (sacerdote) es un intermediario, alguien que conoce la lengua de los dioses y que le resulta muy fácil hablar con ellos
V: ¿Qué opinas de las castas?
KKT: Toda la gente de la India se divide en castas. Así ha sido siempre. Los sudras (intocables) limpian las calles y el Ganges, queman a los muertos. Los brahamines (sacerdotes) estudiamos, los ksatriyas (guerreros) solucionan los problemas, los vashas (comerciantes) se dedican a los negocios. Si te fijas bien, las tres castas trabajan para los sudras… Mi cuerpo tiene las cuatro castas. Cada parte de mi cumple una función. Mi cabeza es Bhrama: piensa; mi pecho es ksatriya: lucha; mi estomago es vasha: busca alimentos… mis pies son sudras, andan gracias al trabajo de los anteriores. Si no fuera asi estarían paralizados, serían inútiles
V: ¿Qué dirías de la vida?
KKT: Diría que la vida es muy simple. Me refiero a la vida natural, tal cuál es. Rezar a Dios, buscar la seguridad de tu familia, agradecer al Ganges su agua y dormir hasta el día siguiente. A mí en particular no me interesa una vida muy complicada, ni peregrinar de un sitio a otro que no sea mi casa, al lado de mi mujer. Cuando tu mente es libre no necesitas más.